miércoles, 1 de abril de 2020

LA REINA DE LA MONTAÑA: PASIÓN POR NEMRUT DAGI


    


     Theresa Goell, quedaros con este nombre, ya que el artículo de hoy tendrá como protagonista a esta señora.  

    Me ha parecido una historia de esas que se cuentan en los guiones de películas de aventuras en tardes de sesión de cine con palomitas en la mano, donde no puedes dejar de mirar y viajar a esas remotos lugares, tan lejanos y tan maravillosos. 

    Para comenzar esta historia, debemos situarnos primero en el lugar donde se desarrollará la narración, dejando volar nuestra mente. Viajaremos juntos, si os dejáis llevar, a un remoto lugar situado al sureste de Turquía, 40 km. al norte de la ciudad de Kahta, cerca de Adiyamán. 


Entrad en estas imágenes en 3d espectaculares que hacen honor al sitio sin tener que describirlo:

   Este yacimiento,  Patrimonio Mundial de la Unesco, fue declarado Parque Nacional en 1989  y se encuentra situado en el Monte Nemrut a 2.150 m de altitud.

   Se construyó como un gran mausoleo de Antiochos I monarca del Reino de Comagene (69 - 34 a.C.) y consiste en  un túmulo cónico de 50m de alto y 150m de diámetro rodeado, por sus caras norte, este y oeste, por terrazas artificiales decoradas con imponentes esculturas: deidades como Apolo, Tyche de Comagene, Zeus Oromasdes y Hércules, así como al propio monarca Antiochos I, Antiochos I saludando a los dioses Apolo, Zeus y Hércules y estatuas de águilas.

    Fue "redescubierto" en el año 1881 por un militar alemán, Helmut Von Moltke y con Carl Sester en 1889, un ingeniero de ferrocarriles alemán al servicio del Sultán otomano, supo de su existencia y lo dio a conocer.

       Al año siguiente tendría lugar la expedición de los arqueólogos alemanes  Otto Puchstein (1856-1911) y Carl Humann (1839-1896) que por encargo del Instituto Arqueológico Alemán en 1882 exploraron y estudiaron por primera vez las ruinas del santuario, realizando fotografías del yacimiento y mapas.


    Es ahora cuando aparece en escena Theresa Goell, arqueóloga norteamericana (1901-1985). Es la primera mujer arqueóloga en excavar el Monte Nemrut en el año 1947. Era distinta a las mujeres de su generación, lo que incluía su forma de vestir y de hablar.

   Ese mismo año Friedrich Carl Dörner (1911-1992), un historiador y epigrafista alemán solicita permiso para excavar en Nemrut Dagi al gobierno turco. Y con gran sorpresa, también se le aprueba su solicitud.

     Dörner y Goell tendrán que compartir la excavación. Existe una situación bastante incómoda para ambos, no sólo por la rivalidad académica y científica que existiera al trabajar en un mismo yacimiento,  sino porque hacía sólo ocho años que la segunda guerra mundial había terminado, ella era judía y él un alemán que había combatido en la guerra en el ejército alemán.

     Supieron valorar más sus intereses profesionales que su conflicto personal, logrando trabajar juntos durante las siguientes dos décadas. Theresa y Dörner llegarán a un acuerdo por el cual ella será la directora de la excavación y Dörner se encargará de las inscripciones en su condición de epigrafista en Nemrut Dagi.


     El interés de Goell en Nemrut en realidad comenzó en la segunda mitad de la década de 1920. Goell sueña con asistir a una excavación o incluso dirigir excavaciones en Nemrut, algo difícil por ser mujer en una época dominada por hombres. Esa pasión por este lugar se extenderá a lo largo de su vida desde el momento en que pisa por primera vez y se siente cautivada por su historia. Esta aventura durará hasta 1984.


    Era conocida y querida en la región gracias a la estrecha relación que estableció con la gente de Kahta, donde permaneció mientras trabajaba. Incluso fue llamada la "Reina de la Montaña" porque se mimetizó con Nemrut. Conversaba con la gente local aprendiendo sin problemas este idioma sin necesitar traductores. "Los rituales sociales y religiosos - diría la arqueóloga - de este lugar son muy complicados. Las mujeres no se arremangan nunca por encima de los codos ni aparecen  con el cabello descubierto. Yo intento actuar siempre con mucho cuidado para no afectar su sensibilidad”.

    Theresa es la única mujer del campamento y tiene que hacer uso de todas sus habilidades psicológicas para rebajar los momentos de tensión que se viven  durante la excavación.

    Tuvo problemas auditivos, aprendió a leer los labios y era tal la confianza con los lugareños que éstos le preguntaban con toda sinceridad: "¿Por qué no te casaste?" a lo que ella respondía: "Estoy casada, con Nemrut ..." (aunque sabemos que Theresa estuvo casada y tuvo un hijo, se separó diciendo "me di cuenta - decía Theresa - que mi vida era una situación  de continua itinerancia, por eso mi matrimonio no tenía ningún futuro. Es una suerte que haya muchas esposas ejemplares en el mundo . No sería bueno que la sociedad tuviera que depender de personas como yo").


    Su figura es muy importante en el mundo de la arqueología gracias a la información que obtuvo con su trabajo en Nemrut. Junto con Karl Dörnel, con quien trabajó durante años, desenterró el Reino Commagene, que fue olvidado en la historia.

    Goell fue pionera en el mundo de la arqueología en un mundo dominado por los hombres, en las décadas de 1940 y 1950, alcanzando una posición difícil de conseguir. Su mayor sueño era encontrar la tumba de Antiochos I, pero tras trabajar activamente en el área hasta los años 67, nunca lo consiguió. Aunque esto no sucedió, su investigación sobre el Reino de Commagene fue transferida la historia.

    Entre las inscripciones que se hallaron, una de ellas era una advertencia  dirigida a los saqueadores de tumbas  en la que se podía leer "Si algún hombre roba o viola la entrada  de forma impía no puede esperar un destino feliz".




Bibliografía:



jueves, 8 de agosto de 2019

¿CÓMO SE ORIENTABAN LOS VIKINGOS?



   Tarde de verano, regresando del final de una larga jornada de trabajo, un pinchazo en la rueda del coche, hizo que conociera algo tan curioso y enigmático como la orientación de los vikingos.

    No me podría imaginar, que esa tarde cansada y agobiada por llegar tan tarde después de horas de medición, iba a tener un relato tan enriquecedor y entretenido por parte del conductor de grúa, un aficionado a la navegación y a la historia ¡qué sorpresa!

    Fue en ese momento cuando supe lo que era el Espato de Islandia: la piedra solar de los vikingos.

   Todos sabemos que los vikingos navegaron, recorrieron y dominaron el atlántico sin conocer la brújula magnética. Los días eran en ocasiones noches perpetuas y los cielos estaban continuamente cubiertos. Con este escenario ¿cómo fueron capaces de recorrer miles de kilómetros en barco surcando el océano?


     Según los últimos estudios realizados, todo fue gracias a la llamada “piedra solar” tal como se relataba en las sagas (relatos mitológicos mezclado con historia real) de los vikingos, aunque hoy en día se sabe que no es ninguna piedra, sino es un mineral llamado Espato de Islandia que cambia de color cuando toca un rayo de sol o reacciona haciendo parecer un punto luminoso en su superficie, ¿magia?, no ciencia.


    Este mineral, calcita, al igual que otros minerales de estas características, es capaz de polarizar la luz y tal como se ha demostrado en la revista 'Proceedings' de la Royal Society de Londres, con este tipo de cristal es posible determinar la posición del sol con precisión y con un margen de error de un grado, incluso al anochecer y en las condiciones meteorológicas más adversas.
         
      Lo fascinante esta piedra se debe al efecto de la polarización. Cuando la luz del sol llega hasta la piedra debido a la estructura cristalina de la calcita se divide en dos. Incluso cuando el Sol está tapado.
               
       ¿Pero cómo usaban este mineral los vikingos?

Aún todavía está en investigación, pero arqueólogos húngaros descubrieron hace 70 años en un convento de Groenlandia del s. XI el disco de Uunartoq, pieza necesaria junto con dos minerales de Espato de Islandia y un palo con los que se podía reproducir un tenue patrón luminoso con el que triangular la posición del sol.



     Todo por encontrar nuevas tierras donde asentarse o simplemente conseguir aquel bien tan preciado. La aventura de descubrir.

Más información:
La «piedra solar», el secreto mágico de los vikingos para descubrir América

jueves, 30 de mayo de 2019

MAGALLANES: 500 AÑOS DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO


Ilustración del viaje de Magallanes y Elcano. DeviantART by ~JCSnoop

Cuando aparece el nombre de  Magallanes en mi mente, brotan imágenes de navegantes en mitad de un océano embravecido con barcos que se mecen como cáscaras de nueces ante la gran tormenta que ilumina la inmensidad oscura de la noche.

Hernando de Magallanes, navegante, militar, explorador y marino, además de estudiar cartografía, era originario de Portugal. Perteneciente a una familia noble portuguesa, tuvo la convicción de la existencia de una ruta alternativa para llegar a Oriente a través del océano atlántico.

Para poder demostrarlo, convenció de su proyecto a la monarquía española que financió la expedición. Carlos I necesitaba encontrar otra vía que le diera  la posibilidad de comerciar con las especias ya que la costa africana estaba en manos de los portugueses.

El 20 septiembre de 1519 zarparon de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) 5 naves con 270 hombres, entre ellos Juan Sebastián Elcano, en busca de la isla de Las Especias hacia el Oeste, tal como trató de encontrar Colón.

Dirección Sur oeste, llegaron a la Bahía de San Julián (Patagonia) donde pasaron un duro invierno lleno de conspiraciones y sublevaciones, además de hambruna, desesperación y pérdida de dos de las cinco naves.


Atravesaron con grandes complicaciones el estrecho que les permitió pasar del océano atlántico al océano pacífico. Un mes les costó atravesarlo, pero la audacia y la pasión hicieron que el viaje continuara dirección norte llegando a unas islas, denominadas hoy en día Filipinas.

El destino no quiso premiar a Magallanes con el tiempo suficiente para poder encontrar con lo que hacía 1 año partió de España. En una de las luchas con los indígenas, cayó herido y murió. Murió con él su sueño e ilusión. Murió con él su proeza para ser el primero en dar la vuelta al mundo. Este honor le correspondió a Juan Sebastián Elcano, capitán de una de las naves, quien completó ese sueño, regresando un 6 de septiembre de 1922 de nuevo a España.

Una sola nave, la Nao Victoria, dieciocho supervivientes y un cargamento de especias.

¿No temían a la muerte? ¿Qué les llevaba a tan peligroso hazaña? ¿Dinero, poder o encontrar su sueño?


La Iglesia dice que la Tierra es plana, pero yo sé que es redonda porque veo su sombre en la Luna y tengo más fe en la sombra que en la Iglesia. Hernando de Magallanes (1480-1521).



domingo, 13 de enero de 2019

JUAN DE LA COSA: EL CARTÓGRAFO QUE PROYECTÓ AMÉRICA COMO ÚNICO CONTINENTE



     Siempre me han maravillado las historias de los antiguos cartógrafos que surcaban las aguas en busca de nuevas tierras que descubrir, viajes llenos de peligros y aventuras donde la pasión sobrepasaba a la razón.

     Hace poco, realizando unos trabajos en El Puerto de Santa María (Cádiz), paseando por sus calles, encontré un mural en conmemoración a Juan de la Cosa. Así que con este casual tropiezo, decidí abrir el blog este 2019.


    Juan de la Cosa, fue un navegante y cartógrafo que nació en Santoña (Cantabria) entre los años 1450-1460, en una familia de marineros. En el año 1488 es destinado a Lisboa como espía de los Reyes Católicos teniendo como objetivo recopilar información de los marinos portugueses, hasta que descubierto y perseguido, huye de nuevo a España.


    Después de esta primera aventura, Cristóbal Colón, en su primera expedición (1492) a las “nuevas tierras”, lo escoge como navegante y cartógrafo en el Navío de Santa María, que naufraga, tensando la relación entre Colón y de la Cosa. 



     A pesar de estas discrepancias, en 1499 Juan de la Cosa es nombrado piloto de la segunda expedición con Alonso de Ojeda. Ésta marcará un antes y un después para la vida de la Cosa, ya que es donde descubrirá para la Corona española la región, llamada hoy, Venezuela, en la desembocadura del Orinoco y el Cabo de Vela y a su regreso, da a conocer la “Carta-mapamundi”, en la que ilustra todo lo vivido y visto entre las dos expediciones realizadas y los descubrimientos realizados por potugueses y españoles como: Colón, Pinzón, Ojeda, Juan Caboto y Vasco de Gama. 

     En este mapa del Nuevo Mundo, encargado por los Reyes Católicos y realizado en El Puerto de Santa María, Juan de La Cosa une América, que hasta entonces se pensaba que eran dos tierras separadas. América, a partir de entonces, pasa a ser sólo un continente.

    Juan de la Cosa, como cartógrafo y navegante apasionado, regresa de nuevo en otra expedición de Rodrigo Bástidas al Cabo de Vela y Darién en la que se consiguió gran cantidad de oro y por ello es nombrado alguacil mayor de Urabá.

      Sigue trabajando para los Reyes Católicos, en concreto para la Reina Isabel, siendo de nuevo espía y realizando nuevas expediciones, hasta que en el año 1510 realiza otra expedición hacia las costas de Cartagena de Indias con Alonso de Ojeda.

      Allí Juan de la Cosa encontrará su muerte. En el afán de Ojeda de colonizar más zonas, se dirigen hacia las tierras de Turbaco. Sorprendidos por los indios, Juan de La Cosa es alcanzado por una flecha envenenada. Murió el 28 de febrero de 1510 en la actual Colombia.


     A los 50 o 60 años de edad, este cartógrafo que no dudó en exponer su vida fuese por dinero o por pasión, nunca lo sabremos, pero lo que sí es cierto es que gracias a estas peligrosas expediciones realizadas por enormes navegantes y entusiasmados cartógrafos, que nos revelan joyas que sin ellos no hubiera sido posible.

Los mapas son los ojos de la historia, como dijo Mercator y los cartógrafos sus manos.







domingo, 2 de diciembre de 2018

LEVANTAMIENTOS TOPOGÁFICOS DRON VERSUS METODOLOGÍA CLÁSICA.


   Leyendo un artículo en relación al 75 cumpleaños de “El Principito”, recordé uno de los capítulos que hablaba del geógrafo y describía el personaje como un señor anciano que escribía libros enormes.

   Con esta pequeña introducción, me gustaría continuar compartiendo un extracto de la conversación entre El Principito y el geógrafo que me servirá de preámbulo para este artículo que espero os resulte interesante.

Extracto del Capítulo XV del El Principito:

“… ¿Qué es ese libro gordo? – dijo El Principito. – ¿Qué hace usted aquí?
Soy geógrafo – dijo el Señor anciano.
¿-Qué es un geógrafo?
- Es un sabio que sabe dónde se encuentran los mares, los ríos, las ciudades, las montañas y los desiertos.
- Eso es muy interesante – dijo el principito. – ¡Éste es, por fin, un verdadero oficio! - Y echó un vistazo a su alrededor sobre el planeta del geógrafo. Nunca había visto un planeta tan majestuoso.
- Su planeta es hermoso. ¿Tiene océanos?
- No puedo saberlo – dijo el geógrafo.
- ¡Ah! – (El principito estaba decepcionado). – ¿Y montañas?
- No puedo saberlo – dijo el geógrafo.
- ¿Y ciudades y ríos y desiertos?.
- Tampoco puedo saberlo – dijo el geógrafo.
¡- Pero usted es geógrafo!
- Exactamente – dijo el geógrafo – pero no soy explorador. Carezco totalmente de exploradores. No es el geógrafo quien va a contar las ciudades, los ríos, las montañas, los mares, los océanos y los desiertos. El geógrafo es demasiado importante para andar paseando. No abandona su escritorio. Pero en él recibe a los exploradores. Los interroga y toma nota de sus recuerdos. Y si los recuerdos de alguno de ellos le parecen interesantes, el geógrafo hace una encuesta sobre la integridad moral del explorador…”

   Al hilo de esta pequeña conversación literaria pero que, aunque parezca irreal tiene mucho de verdad, habría que destacar si lo llevamos al terreno profesional, ¿hasta qué punto está relegado en nuestro día a día la topografía clásica?

   Con la llegada de las nuevas tecnologías aplicadas al campo de la topografía, en concreto los RPAS o Dron (vehículos aéreos que se controlan a distancia), miramos con buenos ojos realizar levantamientos de una forma rápida, eficaz y de calidad. 


   ¿Pero estamos seguro dónde reside la calidad del levantamiento topográfico realizado con vuelos dron?

      Desde la experiencia en levantamientos topográficos de detalle o como se suelen llamar taquimétricos de detalle, no sólo hay que saber realizar un correcto y metódico vuelo para obtener fotogramas de calidad, sino además hay que ser finos a la hora de saber qué profesional realizará la restitución para obtener la cartografía en base a los pares de fotogramas orientados y qué profesional contrataremos para alcanzar lo que el cliente necesita.

                De una forma esquemática se necesitaría:
·   Un apoyo de campo correcto y de precisión.
·   Un vuelo con fotogramas y metodología de calidad.
·   Una restitución rigurosa.
·  Lo más importante para mí: una revisión de campo exhaustiva.



   ¿Por qué el último punto con tanto interés? Simplemente para no convertirnos en el geógrafo de El Principito.

    Los levantamientos topográficos obtenidos a través de vuelos de baja altura, no van a sustituir por ahora, a levantamiento topográfico con metodología clásica, ya que una vez obtenida la primera fase de la cartografía, se necesitará ir al terreno, pisarlo, pasearlo e ir revisando todo y cada uno de los detalles que el restituidor, por falta de información (zona de arbolado o vegetación) o por despiste no lo ha reflejado.

  Topografía clásica realizada con tecnología GNSS o con estaciones totales, pero siempre imprescindibles para obtener un trabajo definitivo minucioso, detallista y preciso.
    


Y para acabar y recapitulando, me gustaría insistir en ese adjetivo que nuestro personaje de El Principito nos mencionó: no debemos de dejar de ser exploradores. Y para serlo, no podemos dejar de inspeccionar en el campo.

La tecnología ha llegado para quedarse y para hacernos el trabajo más fácil, pero por ahora no puede suplantar a la topografía clásica y al Ingeniero Técnico en Topografía.

      “…Y el geógrafo, habiendo abierto su registro, le sacó punta a su lápiz. Los relatos de los exploradores se anotan primero con lápiz. Para anotarlos con tinta se espera a que el explorador haya suministrado pruebas…”